domingo, mayo 24, 2015

Soneto

Cuando el asedio de cuarenta inviernos
En tu erial de belleza abra trincheras,
Tu juvenil librea, hoy admirada,
Será un paño raído y harapiento.
Y cuando te pregunten dónde ha ido
El tesoro de tus días más lozanos,
Responder que a tus hundidos ojos
Afrentoso sería, un vano alarde.
Cuánto más elogioso a tu belleza
Sería decir: "Esta criatura
Mi deuda salda y a mí me justifica,
pues vuestra es la belleza que ha heredado".
Así en la vejez joven serías,
Verías arder tu sangre ya enfriada.

William Shakespeare